El sábado pasado, Manu me invitó al concierto de Marco Antonio Solís –El Buki-.
Asistí sin ser fan de su música y me llevé una gran sorpresa, pues me encontré con un espectáculo excelente, un cantante de primera, músicos del mejor nivel y una audiencia impresionante.
Las canciones del Buki tienen la cualidad de que aunque son cantadas por un hombre reflejan los más profundos sentimientos de las mujeres.
Creo que por esa razón estuve en un estadio lleno, con una audiencia donde el 90% eran mujeres, de todas las edades posibles y también de muy diferentes orígenes sociales.
Al escuchar a esas colegas cantando a voz en cuello, esas canciones de tremendo despecho, algunas secándose las lágrimas mientras cantaban, no pude más que preguntarme, será que exista alguna mujer que de una u otra forma no haya sufrido una pena de amor.
Porque cuando ves a una anciana o a una mujer madura, puedes entender fácilmente que el camino de la vida les haya traído penas; pero cuando son muchachas jóvenes y bonitas que cantan con el mismo despecho y dolor, es difícil comprender la dimensión que ocupa en nuestras vidas el amor que sentimos por nuestras parejas y el dolor que provocan cuando ese amor no es correspondido.
Estará la explicación en la doctrina bíblica de que fuimos creadas a partir del hombre y por eso nuestra necesidad de estar cerca de su corazón y bajo su abrazo.
O, más bien en la fabula judía de que el Creador forma una sola alma en cielo y que cuando esta baja a Tierra se divide en dos personas y que en nuestra vida tenemos la misión de encontrar a nuestra alma gemela –soulmate- para completar la unidad que se creo en el Cielo.
No sé, lo que sí es un hecho, como le dije a Manu esa hermosa noche, NO TIENES UNA IDEA DE LO DIFICIL QUE ES SER MUJER.
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